No necesitabas contarme nada, aunque podrías haberlo hecho. Nunca me creí lo del lunes. Entiendo y te hubiera entendido entonces. No es necesario excusarse en mi muro. Mi manera de relacionarme tiene que ver con que expresiones de ese tipo causen el mas terapéutico de los efectos: una sonrisa. Es sólo eso. Pero no se te puede reprochar no conocerme. Por lo demás, fue breve…. pero MUY lindo!! Lo que hice, lo hice con ganas y lo que dije, lo dije sinceramente. Espero que estés bien. Te mando un beso".
Revisó minuciosamente el texto escrito. Faltas de ortografía nunca iba a encontrar. Sólo buscaba que su lectura cause emoción. Generalmente cuando escribía hacia reir (mucho), llorar (ese acto ambivalente) o provocaba infinitas ganas de trompearlo. En estas líneas quería causar curiosidad. Que se pregunte: que hubiera pasado si seguíamos? La curiosidad provoca recidivas amorosas.Le dio la última revisión. Cambió una palabra. Puso MUY, así, en mayúscula. Firmó con su apellido. Y clickeó enviar. Abrió la bandeja de enviados y se posó sobre ese mensaje. Contó cinco renglones, seis con la firma. Demasiadas letras para una relación de menos de una semana.
Fue ahí que decidió no parar de escribir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario